Calle Controversia estuvo parlando con David Medina, integrante de los grupos de hip hop Sociedad FB7 y Bellavista Social Club. Su presencia en el hip hop cuenta con más de 10 años de experiencia en el tema Rap, tema donde ha estado movilizando la discusión. Calle Controversia lo acompaña en su interés de cuestionar, reflexionar y proponer sobre el hip hop en la ciudad.
Calle Controversia: ¿Qué le expresa Sociedad FB7 con su arte a la sociedad? ¿Cuáles son las ideas sobre el arte?
Medina.: El arte como expresión no puede estar por fuera de los ámbitos estéticos y culturales de la sociedad, el arte urbano se relaciona con la cotidianidad, que implica relacionarse y pensar en lo social, lo político, lo económico; también en los territorios alternativos, donde el barrio aparece como el centro de nuestras vidas. Un arte descontextualizado le facilita la tarea instrumentalizante a la industria cultural, de allí que hoy estemos saturados de un arte sin discursos, que sólo le interesa una comercialización vacía. Sociedad FB7 asume un compromiso, que significa que nos asumimos en la realidad, y que con nuestras metáforas, con nuestras letras y desde lo simbólico, denunciamos las estructuras.
C.C: Qué se puede decir de la relación hip hop y política?
D. M: Hoy tenemos unas músicas vacías de contexto y sentido popular, que son funcionales en tanto reproducen ciertos valores del sistema. La cooptación de los géneros musicales hace que se diluya su papel político. Seria clave una escuela de formación socio-política con artistas del hip-hop, pues al hip-hop están llegando jóvenes muy desprevenidos, que no conocen la historia e ignoran el potencial movilizador y reinvidicativo del género. Ahora, lo que me preocupa es cuando el arte es utilizado, tanto por la industria cultural, como cuando es cooptado políticamente. Porque ahí lo que se genera es una relación vertical, que es lo que pasa cuando un partido político coge un grupo de hip hop para que le haga unas letras. Cuando el arte se pone como inferior en esa relación, se pone sólo al servicio de esto, se le pierde el contenido a la propuesta artística. La relación entre política y Hip Hop es inherente, el hip hop es una práctica política en tanto construye relaciones, discursos, lenguajes propios y devela realidades que a su vez desatan conflictos o establecen vínculos de solidaridad. Además, es importante resaltar, que gracias al hip hop los jóvenes se sienten protagonistas de sus proyectos, y no tienen porque estar representados por un movimiento o una causa partidista. Por ello las líricas, el baile, los grafitis expresan las vivencias y sentimientos de los jóvenes urbanos, rueda su propia palabra y no necesitan que otros los representen, por ello hablamos de empoderamiento político a través de las músicas urbanas.
C.C: Cómo ves el panorama del hip hop en nuestros días?
D.M: Siendo críticos, al hip hop local le falta mucha conciencia social y política, hoy en gran parte tenemos un hip hop desinformado y descontextualizado. Al hip hop los jóvenes artistas están llegando con pocos cuestionamientos e intencionalidades. Los símbolos originales del hip hop se perdieron o están invisibilizados, hoy los símbolos al parecer son un carro, una mujer desnuda, una botella de whisky, cadenas de oro con diamantes y ropas muy costosas. Eso es lo que nos muestran del hip hop norteamericano y lo triste es que acá muchos lo adoptan. Es ilógico, hoy por ejemplo tenemos raperos cantando para la policia, para los grupos políticos y armados del país, incluso para las grandes multinacionales.
C.C: Cómo está la escena local en cuanto al hip hop?
D.M: Dentro de las tendencias de la ciudad que salieron en el foro que hicimos sobre el hip hop local, se nota que existe mucho potencial artístico, que hay talentos muy diversos. Sin embargo de manera generalizada hay un vacío de conciencia social, un hip hop poco formado. Ahora, tenemos gente poco cualificada en términos de lo comunicativo, en articulaciones, en acciones conjuntas, en propuestas colectivas. Eso es muy preocupante, porque eso ha generado que en Medellín no exista una escena articulada que se pueda denominar alternativa y logre tomar fuerza, gracias a la autogestión y al trabajo en red.
C.C: Qué hacer entonces para lograr un hip hop más fortalecido?
D.M: Es clave la articulación con otras organizaciones, agendas conjuntas, porque eso hace visibles los grupos y le da más vida al proyecto musical. Esa vinculación le da una visión más amplia a las bandas. Porque precisamente el proyecto del neoliberalismo es el que nos está mandando a que trabajemos solos e individualizados. Al contrario, la idea es trascender a procesos formativos, así lograríamos acceder a muchos escenarios si las bandas de hip hop tuviéramos la capacidad de gestionar proyectos visionarios, como por ejemplo un estudio de grabación por comuna, que ya existen en otras ciudades. En Bogotá por ejemplo existen niveles de organización muy fuertes, pero es porque las bandas están articuladas. Pero en Medellín aun somos muy susceptibles, fácilmente reclutables y predomina el trabajo y la creación individual, por ello, difícilmente se valora y reconoce el trabajo artístico del otro.
Calle Controversia: ¿Qué le expresa Sociedad FB7 con su arte a la sociedad? ¿Cuáles son las ideas sobre el arte?
Medina.: El arte como expresión no puede estar por fuera de los ámbitos estéticos y culturales de la sociedad, el arte urbano se relaciona con la cotidianidad, que implica relacionarse y pensar en lo social, lo político, lo económico; también en los territorios alternativos, donde el barrio aparece como el centro de nuestras vidas. Un arte descontextualizado le facilita la tarea instrumentalizante a la industria cultural, de allí que hoy estemos saturados de un arte sin discursos, que sólo le interesa una comercialización vacía. Sociedad FB7 asume un compromiso, que significa que nos asumimos en la realidad, y que con nuestras metáforas, con nuestras letras y desde lo simbólico, denunciamos las estructuras.
C.C: Qué se puede decir de la relación hip hop y política?
D. M: Hoy tenemos unas músicas vacías de contexto y sentido popular, que son funcionales en tanto reproducen ciertos valores del sistema. La cooptación de los géneros musicales hace que se diluya su papel político. Seria clave una escuela de formación socio-política con artistas del hip-hop, pues al hip-hop están llegando jóvenes muy desprevenidos, que no conocen la historia e ignoran el potencial movilizador y reinvidicativo del género. Ahora, lo que me preocupa es cuando el arte es utilizado, tanto por la industria cultural, como cuando es cooptado políticamente. Porque ahí lo que se genera es una relación vertical, que es lo que pasa cuando un partido político coge un grupo de hip hop para que le haga unas letras. Cuando el arte se pone como inferior en esa relación, se pone sólo al servicio de esto, se le pierde el contenido a la propuesta artística. La relación entre política y Hip Hop es inherente, el hip hop es una práctica política en tanto construye relaciones, discursos, lenguajes propios y devela realidades que a su vez desatan conflictos o establecen vínculos de solidaridad. Además, es importante resaltar, que gracias al hip hop los jóvenes se sienten protagonistas de sus proyectos, y no tienen porque estar representados por un movimiento o una causa partidista. Por ello las líricas, el baile, los grafitis expresan las vivencias y sentimientos de los jóvenes urbanos, rueda su propia palabra y no necesitan que otros los representen, por ello hablamos de empoderamiento político a través de las músicas urbanas.
C.C: Cómo ves el panorama del hip hop en nuestros días?
D.M: Siendo críticos, al hip hop local le falta mucha conciencia social y política, hoy en gran parte tenemos un hip hop desinformado y descontextualizado. Al hip hop los jóvenes artistas están llegando con pocos cuestionamientos e intencionalidades. Los símbolos originales del hip hop se perdieron o están invisibilizados, hoy los símbolos al parecer son un carro, una mujer desnuda, una botella de whisky, cadenas de oro con diamantes y ropas muy costosas. Eso es lo que nos muestran del hip hop norteamericano y lo triste es que acá muchos lo adoptan. Es ilógico, hoy por ejemplo tenemos raperos cantando para la policia, para los grupos políticos y armados del país, incluso para las grandes multinacionales.
C.C: Cómo está la escena local en cuanto al hip hop?
D.M: Dentro de las tendencias de la ciudad que salieron en el foro que hicimos sobre el hip hop local, se nota que existe mucho potencial artístico, que hay talentos muy diversos. Sin embargo de manera generalizada hay un vacío de conciencia social, un hip hop poco formado. Ahora, tenemos gente poco cualificada en términos de lo comunicativo, en articulaciones, en acciones conjuntas, en propuestas colectivas. Eso es muy preocupante, porque eso ha generado que en Medellín no exista una escena articulada que se pueda denominar alternativa y logre tomar fuerza, gracias a la autogestión y al trabajo en red.
C.C: Qué hacer entonces para lograr un hip hop más fortalecido?
D.M: Es clave la articulación con otras organizaciones, agendas conjuntas, porque eso hace visibles los grupos y le da más vida al proyecto musical. Esa vinculación le da una visión más amplia a las bandas. Porque precisamente el proyecto del neoliberalismo es el que nos está mandando a que trabajemos solos e individualizados. Al contrario, la idea es trascender a procesos formativos, así lograríamos acceder a muchos escenarios si las bandas de hip hop tuviéramos la capacidad de gestionar proyectos visionarios, como por ejemplo un estudio de grabación por comuna, que ya existen en otras ciudades. En Bogotá por ejemplo existen niveles de organización muy fuertes, pero es porque las bandas están articuladas. Pero en Medellín aun somos muy susceptibles, fácilmente reclutables y predomina el trabajo y la creación individual, por ello, difícilmente se valora y reconoce el trabajo artístico del otro.
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