domingo, enero 27, 2008

¿Quieres la paz o legitimas la guerra?

Camisas blancas llenaron las calles de Colombia el 05 de julio de 2007. Para un país tan adormecido políticamente era un hecho anormal que las empresas, las oficinas, las escuelas, los políticos, hasta los desempleados, se pusieran sus tennis y su cachucha y salieran a las calles a protestar. Ese día el clamor “aparentemente” era uno solo: rechazar el secuestro.

Una marcha curiosa, pues el gobierno no puso a sus típicos acompañantes, el batallón ESMAD, famoso por intimidar, maltratar y asesinar a los marchantes en las distintas protestas nacionales[i]. Aunque esta fue una marcha contra el secuestro, no fue necesariamente, por lo menos en algunos sectores, una marca por la paz. Mientras las Madres de la Candelaria, gritaban por el intercambio humanitario, lo que representa la petición por una salida política y negociada al conflicto, muchos otros se unían bajo un clamor de guerra. Recuerdo que vi un joven con una camiseta negra que decía: muerte a comunistas, acompañada de la esvástica, el histórico emblema nazi.

Sabemos que existen múltiples maneras de sanar una enfermedad y en este caso, la propuesta por el gobierno, digámoslo así, es la más sucia. Esta teñida de sangre y quienes soportan el drama del secuestro y quieren volver a ver con vida a sus familiares lo saben bien. Con la guerra y la promesa de la derrota militar a la guerrilla como eje de su política de seguridad democrática, está comprobado que la paz del gobierno se reduce a la victoria militar de su enemigo declarado, las FARC. Bien lo dijo Jenny Mendieta, la hija del teniente Luis Mendieta, secuestrado por las FARC desde 1998: “Luis Carlos Restrepo no parece un comisonado de paz, realmente es un comisionado para la guerra". Mensajes similares de desprestigio ante la tarea del gobierno por su posición guerrerista frente a un tema humanitario han sido expresadas por personajes como Yolanda Pulecio, madre de Ingrid Betancourt: “Uribe no quiere diálogo[ii]”.

Ahora se prepara la marcha del 4 de febrero de 2008, contra el secuestro de nuevo. Sólo han pasado seis meses desde el famoso 7 de julio. Pero el clima político tiene nuevas aristas. Ante la pasividad y displicencia del gobierno con el tema del intercambio, el gobierno de Chávez ha encontrado allí un escenario importante para ganar protagonismo político a nivel mundial. Con una imagen internacional deplorable por sus nexos con los paramilitares, Uribe empieza a recorrer el mundo y tratar de ganar adeptos a una propuesta no muy clara, o más bien, hipócrita: fortalecer la guerra, que es una palabra opuesta a la que muchos deseamos: intercambio humanitario. En conclusión: Uribe es una sentencia de muerte para los secuestrados.

Sigue leyendo, continua abajo...




CITAS

[i] [i] La muerte de un anarquista. En: http://www.revistanumero.com/47/muerte.html

[ii]http://209.85.207.104/search?q=cache:SGrtjDRNl9MJ:www.terra.com.co/actualidad/articulo/html/acu7957.htm+uribe+%26+pulecio&hl=es&ct=clnk&cd=1&gl=co

En un correo que circula en cadena se lee: en Colombia hay cerca de 4 millones de personas desplazadas por la guerra y por los grandes proyectos de las multinacionales y de terratenientes colombianos; en los últimos 5 años, en pleno gobierno de la pretendida "seguridad democrática", han asesinado a 267 sindicalistas, y por ello la OIT calificó a Colombia como el país más peligroso del mundo para ejercitar la labor sindical; el tristemente célebre Mancuso reconoció haber asesinado a 336 personas además que el Congreso de la República contaba con el 35% de "padres de la patria" asociados a esa red de criminales ¿Ante ello quién protesta?

La manipulación de los medios de comunicación no se ha hecho esperar y la distorsion de los objetivos de invitar a marchar al país por la paz de Colombia, trae un mensaje implícito; legitimar la estrategia militar del gobierno, violadora de los derechos humanos como ninguna otra en el mundo. Un grupo creaedo en Facebook, denominado No Más Marchas, Ni Banderas de Hipocresía en Colombia (http://www.facebook.com/group.php?gid=7216794167) y que suma 1629 miembros escribe: Julito, Vickycita Dávila, País Libre, Caracol y RCN, y cientos de cínicos, porqué nunca se conmovieron ni invitaron siquiera a una mera reflexión por sucesos como estos: “jefe paramilitar Iván Laverde Capata alias 'el iguano' confesó 2.000 crímenes"

En otra posición, en el mismo Facebook aparece un grupo creado contra las FARC. Un Millón de Voces Contra las FARC (http://www.facebook.com/group.php?gid=6684734468) que promueve la marcha del 4 de febrero de 2008, ya suma más de 227.000 miembros. La pregunta es si todos son concientes qué están apoyando. El perfil de esta lista sostiene que dicha causa va más allá de todo color político, pues es una causa humanitaria y de simple sentido de solidaridad por nuestra querida patria. Pero resulta de que esta, como toda marcha, tiene todas unas repercusiones políticas. De nuevo entra la pregunta: ¿legitimar la guerra o buscar la paz?

Ante un debate de tantos tintes, es difícil ser categórico y sectario con las posiciones. En medio de este panorama complejo, que ha sido tratado al nivel de una telenovela por las grandes cadenas comunicativas, en medio del complejo conflicto colombiano, existe una voz y una mente muy lúcida. Luego de haber cuestionado la estrategia militar y guerrerista e inclusive la política social del gobierno de Uribe en plena plaza de Bolivar en Bogotá (ver http://www.youtube.com/watch?v=tYewmRlCjpw&feature=related), Gustavo Moncayo dejó de gustarle a Caracol y RCN y por supuesto al mismo gobierno. Sin embargo sus palabras sirven de mucho: “Ni el gobierno, ni los concejales, ni los congresistas, nadie ha hecho nada por los secuestrados. Los colombianos hemos sido indiferentes, nos han dejado solos. Todos somos culpables, inclusive somos culpables los familiares de los secuestrados, porque nos ha faltado barraquera para luchar por ellos”.